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Institucional

¿Hay una ética para el coronavirus?

Sistema de Medios Públicos
Tiempo de lectura aprox.
Autoras/*María Marta Mainetti y *Susana La Rocca

En poco tiempo el coronavirus impactó nuestra vida cotidiana de tal manera que ya no podemos hablar, ni pensar en otra cosa. Hemos dejado de abrazarnos, besarnos, tocarnos, encontrarnos, tomar mate, darnos la mano. La información nos satura, pero a la vez la necesitamos, la buscamos, la consumimos y la reproducimos, pensando quizás que tenemos la mejor, la que aportará alivio o la que hará tomar conciencia o la que hará reír más. ¿Con cuál nos quedamos? ¿Con la que asusta desmedidamente y que genera angustia? ¿Con la que busca culpables? Con la que incentiva al odio y a la separación? ¿Con la que privilegia el individualismo? ¿Con la que trivializa demasiado la situación, sosteniendo que es todo una percepción y un invento para distraer a la gente de problemas mayores? ¿Con la que solo trata de encontrar algo positivo, la que nos trata de enseñar algo o la que le encuentra un sentido espiritual absoluto?

Desde la Bioética siempre hemos sostenido que vivimos en un tiempo de incertidumbres y quizás la llegada del coronavirus es una más de ellas. No sabemos cuánto tiempo va a durar, si nos vamos a contagiar, si vamos a sobrevivir. Hace un año no podíamos imaginar que la situación de pandemia permanecería por tanto tiempo. Y hoy sentimos que quizás viviremos así el resto de nuestra vida, que tenemos que encontrar y vivir en una nueva normalidad, que muchas cosas no van a volver. Estamos ante una segunda ola y no sabemos cuántas vendrán. Celebramos la llegada de la vacunación, pero la misma trajo consigo nuevos problemas: distribución, producción, que implican difíciles decisiones. La esencia de la Bioética es la reflexión, la orientación a actuar en base a valores, la denuncia de lo injusto, la defensa de los principios que dignifican a las personas y especialmente los derechos humanos. Cuando las decisiones se toman en contextos de gran incertidumbre se agudiza el problema de la elección de criterios. Hay quienes proponen salvar el futuro económico y dejar hacer al coronarivus. Creen que la selección no natural sino capitalista hará que se salven los más aptos-léase los más poderosos. Aquí la protección es para los menos, en desmedro de los más. Un utilitarismo despreciable e individualista que se replica en naciones y en individuos. Hay quienes defienden atender entonces a los que tienen más posibilidades de curarse, dejando fuera a los ancianos más vulnerables. Esta decisión, también utilitarista, es por lo menos más aceptable que la anterior, si es que es imposible salvar a todos. Pero sepamos que no será sin consecuencia. Dejar morir siempre es dramático para quienes tienen que decidir si al menos no es posible ofrecer una muerte digna. En tiempos del coronavirus no hay otros criterios. Manda la urgencia, la pesadilla, la desesperación. Es el presente temido y tanta veces anunciado, donde la solidaridad del hacer de los sanitaristas y funcionarios debe sumarse a la solidaridad del quedarse en casa lavándose las manos para no infectarse y no infectar.

La orientación del hacer en valores es anterior y posterior a la pandemia. Es pensar la salud pública como derecho humano. Es cierto que nunca lograremos estar a la altura de una gran catástrofe pero al menos no tan lejos como en los tiempos que corren, en los que el derecho a la salud se puso en manos del mercado y no del estado. Es por eso que nos permitimos reflexionar sobre diversos aspectos:

• La vulnerabilidad humana se desnuda ante la enfermedad que no tiene cura definida, sea cual sea, pero más lo hace ante las desigualdades que se evidencian en la forma y en lo recursos para afrontarla.

• Las otredades se construyen cruel y velozmente cuando el otro es enfermo y se convierte en una amenaza. La salud se individualiza, se responsabiliza y se culpabiliza.

• La salud es un derecho, que depende de medidas políticas para ser garantizado y de responsabilidad social para que se ejerza plenamente Por eso, ante la segunda ola, resaltamos principios bioéticos que consideramos indispensable poner en práctica:

• Principio de equidad y de justicia social. La situación de pandemia ha hecho tomar conciencia de que no todos ni todas tenemos las mismas oportunidades para afrontar la enfermedad en caso de que nos toque. Que si nos cuidamos no es solo por nosotros mismos sino por ese otro/a que tenemos al lado o que está más lejos, pero que quizás va a necesitar un lugar no disponible en el hospital, si alguien lo ocupa irresponsablemente.

• Principio de solidaridad. La humanidad ha podido superar muchas adversidades gracias a la solidaridad. Un valor que requiere, para ser efectivo, de mucha organización y del compromiso colectivo. Que puede implicar pequeños gestos así como acciones a gran escala.

A nivel global se está discutiendo por ejemplo, la liberación de las patentes de vacunas, para que muchos laboratorios puedan fabricarlas. En qué valor se sostendría una acción semejante si no en pensar en el beneficio desinteresado hacia otros/as?

• Principio de vulnerabilidad. Cuidar especialmente a quienes integran grupos de riesgo, no exponiéndolos innecesariamente. En este tiempo se ha puesto en evidencia la necesidad de pensar en quienes están más desprotegidos/as, brindándoles una protección mayor.

Para concluir, quisiéramos resaltar que la pandemia nos enfrenta con la muerte día a día. En este sentido la bioética posibilita como disciplina filosófica e interdisciplinaria un tratamiento de la muerte destinada a recuperarla como la posibilidad existencial más significativa del vivir. Ser descartado/a en la atención sanitaria no parece responder a esta exigencia.

Después de esta pandemia podremos pensar que si para algunos/as el dejar morir puede ser más económico que el esfuerzo por prevenir, algo de la humanidad se ha perdido en el camino. Sin embargo la respuesta de miles de sanitaristas y gente de a pie en esta lucha contra un virus con fisonomía de realeza y consecuencias de horror, nos devuelve la esperanza de pensar que sí hay una ética para el coronavirus.

*María Marta Mainetti es Especialista en Bioética. Mg. en Bioética y Doctora en Ciencias de la Vida- Prof. Titular de Antropología en la Lic. en Psicología e investigadora. Prof. Titular de Bioética en la Escuela Superior de Medicina y en la Facultad de Ciencias de la Salud y TS de la UNMDP. Integrante del Programa Temático en Bioética de la UNMDP. Miembro del Capítulo Argentino de Bioética de la Red Bioética UNESCO.
*Susana La Rocca es Profesora en Filosofía, Especialista en Bioética, Mg. en metodología y epistemología de la ciencia. Coordinadora del Programa Temático Interdisciplinario en Bioética (UNMdP). Miembro del comité de ética de la Provincia de Bs. As y miembro del Cedhcovid de la Nación. Directora del Grupo de Investigación Ética Lenguaje y Epistemología de la Facultad de Psicología (UNMdP). Ex Profesora Titular en la Facultad de Psicología y en la Facultad de Ciencias de la Salud.
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