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La pandemia del Covid-19 produjo una crisis de características inéditas que requirió una transformación y adaptación acelerada de la gestión y de la administración institucional apelando a los pocos recursos disponibles en un marco de absoluta excepcionalidad.

Un año después, se hace necesario replantear nuestras estrategias, volviéndose imprescindible:

  Redefinir la tarea, asumiendo la creciente masificación de la educación superior y la emergencia de nuevos perfiles de estudiantes universitarixs; pero sosteniendo una perspectiva que propenda al acceso universal, la permanencia y el egreso, atendiendo a una formación de calidad con inclusión y pertinencia local y regional.

  Revisar las adecuaciones de la modalidad pedagógica, atendiendo principalmente a: alojar en la masividad, promover la afiliación institucional, la permanencia y el egreso; y la construcción del rol lxs psicólogxs. Entendiendo que no es la modalidad (presencial o virtual) la que garantiza los resultados de un dispositivo sino la propuesta pedagógica, es que proponemos fomentar espacios para problematizar la realidad a partir de las acciones específicas destinadas a la comunidad docente, espacios de formación específicos y talleres para recuperar y conceptualizar las vivencias atravesadas hasta el momento.

  Delimitar los “nuevos problemas” que la virtualidad puso en escena, reconocer la existencia de la brecha digital (forma renovada de nombrar el acceso desigual a la educación superior) permitirá generar espacios inclusivos en donde se sostenga la calidad de la formación.

  Diseñar estrategias de comunicación específicas para el funcionamiento en virtualidad de nuestra institución, con especial énfasis en la actividad de las secretarías Académica y de Coordinación, principales encargadas de sostener el vínculo pedagógico que se vio transformado en la virtualidad.